IR x IR



Comunicado 69 ( 15 - 19 )



“ ¡ Que harto estoy ya del día a día¡ “.

 

Así se lamentaba Venancio, uno de los trabajadores de la empresa, cuando hablaba sobre su trabajo con su viejo amigo Vicente, veterano gestor. Mantenían una cita mensual en un bar y, mientras disfrutaban de unas birras, Venancio comentaba los mil y un problemas que estaba viviendo y lo difícil que se estaban poniendo las cosas. Vicente, profesional veterano, esperó a que sirvieran una nueva ronda y le dijo:

 

-          ¿Conoces aquello de “Ir por Ir es tontería”?

-          ¿Acualo?. Me suena, ¿Por qué lo dices?.

-          Te lo voy a pasar, creo que te hace falta. Pepe, a punto de jubilarse, nos lo pasó a todos los compañeros de quinta en la última reunión. Fue el artículo más fotocopiado del evento. Hace poco, otro compañero me contó que muchos trabajadores lo tienen guardado en su disco duro, como uno de sus tesoros personales. Esta tarde te lo envío y el mes que viene, cuando volvamos a vernos, me cuentas.

 

Aquella misma tarde, Vicente, cumplidor, mandó una copia del artículo publicado en un conocido blog unos meses atrás:

 

“Muchas son las tentaciones que acechan a los directivos para presionar a su Plantilla. Tantas que a veces caen en la trampa y llegan a creerse que todo lo hacen por bien de la empresa, que todos los trabajadores están dispuestos a asumir sus exigencias como si fueran propias, mientras a la par, les aplican recortes injustificados, les niegan el cumplimiento de los derechos históricos, les amenazan con medidas inasumibles y todo ello sin la más mínima explicación ni justificación.

 

Dicen que saben que el mercado está difícil, que la competencia aprieta, que no hay alegrías en el sector, que los precios son malos, que se tarda mucho en contestar, que la zona es muy grande, que se está desbordando de trabajo y no hay tiempo para nada. Aun así, sin asumir responsabilidad alguna por tamaño desbarajuste, aprietan de forma desmesurada sin aportar soluciones, con unos medios humanos insuficientes, nos medios técnicos paupérrimos y una calidad directiva ponzoñosa. ¿Cuál es la solución? ¿Cómo se sale de este círculo vicioso que mina la moral del trabajador y repercute en los resultados?

 

Cada vez que un directivo aprieta las tuercas, presiona sin miramientos y, encima, deja asomar la amenaza de “esto son lentejas”, un nuevo trabajador se harta y decide trabajar por lo que le pagan dado que no le pagan por lo que trabaja.

 

Según los directivos, la esencia del trabajo es visitar y visitar.  Pero resulta que ante tanta presión, tanto desprecio al trabajo diario, tanta falta de colaboración y la total desconexión de la Dirección, se deja ir la ilusión profesional de un colectivo castigado por una minoría enclaustrada en sus castillos fabricados a base de ranking, en sus palacios de estadísticas y su visión simplista de que el balance se cuadra a costa de los gastos de personal.

 

Con un estilo de dirección desmotivador, se ha perdido el ritmo, el tono y las ganas de vender porque nuestros directivos solo saben fustigar, sin tener ni la más mínima idea de lo que es en 2016 tragar en oficinas ante clientes cabreados y exigentes que hacen del personal de oficinas su blanco preferido.
 

Los cansinos correos diarios, los cursos repetitivos y las reuniones están muy bien (¡o no¡), pero al final, los directivos parece que consideran a sus trabajadores como meros siervos a su disposición, a los que imponer cuantas cargas consideren oportunas, haciéndoles soportar recortes sin fin y señalándolos como únicos dolientes de cierres de oficinas, traslados discrecionales cuando no nominados a ser víctimas de un ERE.

 

Detrás de cada trabajador hay una persona, con sus manías y sus deseos y si la Dirección se olvida de cada uno de ellos, no merecen sus puestos, porque sin cada trabajador, la Dirección es menos que nada. Cada nuevo bandazo trae consigo mas dudas sobre el futuro, mas miedo sobre el mañana y mas inseguridad laboral. Y en esta tesitura, con una Plantilla acosada por una pomada directiva huida de la primera línea, a pocos o ninguno le quedan ganas de ir, porque, ¿para que ir si al final, harán lo mismo vaya o no vaya?.

 

En nuestro sector, la suerte no existe, la suerte te tiene que encontrar trabajando, pero no somos pulpos, no tenemos ocho tentáculos. Para conseguir los objetivos de la Entidad, te tiene que encontrar el día a día motivado, convencido de lo que haces, en sintonía con la línea directiva. Pero no es así en la empresa. Cada mañana tenemos que soportar una catarata de datos repetitivos con una explicación de la situación de libro gordo de Petete. Cada reunión oímos el mismo discurso de Alicia en el País de las Maravillas. Todo ello te hace pensar si realmente saben lo que nos traemos entre manos en las oficinas. La conclusión es desoladora: les da igual. Lobotomizados por sus superiores, repiten una y otra vez argumentos manidos no válidos para la realidad comercial”.

 

Vicente estaba deseando ver a Venancio para que le contara sus impresiones tras la lectura del artículo. Pidió un par de birras y pagó las del mes pasado, que había dejado a deber dado que el ampsal se le había agotado:

 

-          ¿Cómo fue?, dijo Vicente.

-          Pues mira, empezó Venancio, lo leí cuatro veces. ¡¡Cuanta razón¡¡. Lo compartí con la gente de mi zona. Todos lo leyeron. Reflejaba punto por punto como me siento. Una pena muy grande ver como tras años de duro trabajo, solo soy un número de empleado.

-          ¿Y?, dijo Vicente.

-          Pese a todo lo que ha trabajado durante años, cientos o miles de horas extras, ayer me vino a visitar el Zona y me dijo que cerraban mi oficina y la integraban con otra. Nos trasladan a todos, de momento, a la oficina que integra, pero no nos aseguran nada más.

 

Vicente, se removió en su silla, cabreado.

-          No y ahí no acaba todo. A varios de mis compañeros les han dicho que tienen que aceptar una movilidad “voluntaria” a más de 200 kms o apuntarse a la cola del paro. A otros les han confirmado que no les van a pagar los cientos de euros que les debe la empresa por kilometraje realizado y que si quieren reclamarlo, lo hagan en el juzgado. A mi prima, ya sabes, Beatriz, la han cambiado los conceptos salariales, perdiendo 200 € pero le siguen exigiendo lo mismo. A Bernabé lo han dado de baja y lo contratan a través de no se que sociedad nueva y no sabe que será de su futuro. A Raúl le han abierto expediente disciplinario por una comisión que le abonó a un cliente de su cuenta para evitar que se llevara el pasivo….

 

La indignación se palpaba en el ambiente:

 

-          …a Ana le han obligado a empezar otra vez toda la formación desde la punta por que no pudo presentarse al último examen porque estaba cuidando de sus hijos. A Carlos le han dicho que no puede coger las vacaciones en verano, que lo haga en octubre, por que como han dado la baja a todos los temporales, no queda gente para cubrir todas las oficinas. A Miriam le han negado el nombramiento de directora ya que entra a las 9 porque tiene que dejar a su hijo en el colegio, y han nombrado a aquel que sale a andar con el Jefe, aunque todos sabemos que ese es su único mérito. ¡¡Ahh¡¡, se me olvidaba. Le he preguntado al Zona sobre los incentivos y me ha respondido: “¿De qué incentivos me hablas?”.

 

Moraleja:  No venimos a pedir “brazos caídos”, nada mas al contrario. La Plantilla de Cajamar está compuesto por profesionales de primera categoría, pero, ¡¡¡con la que está cayendo, que encima nuestros gerifaltes se permitan el lujo de mandar artículos de prensa de automotivación cuando menos es insultante¡¡¡.  Estamos para lo que sea necesario pero ante la falta de compromiso, si hay que ir, se va, pero ir por ir, de gratis, es tontería.

 


Si quieren una Plantilla motivada al 100%, que se dejen de mamandurrias, de fotos y saraos, de Berlín y Munich, de promesas incumplidas, de medias verdades e incumplimientos sistemáticos, de charadas y farolillos. Esto es muy fácil…..

 

Si No te Pagan por lo que Trabajas,

Trabaja por lo que te Pagan


 

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