Querida Empresa:



Comunicado 122 ( 15 - 19 )




Querida Empresa








Últimamente me siento como un extraterrestre en las reuniones. Nos reconocen que en las oficinas hay una sobrecarga brutal de trabajo, pero aun así siguen con sus monólogos. Te citan para que les oigas, ¡¡¡pero no te escuchan!!! Su objetivo es “vendernos” una Caja idílica. ¿Para qué nos convocan?, que nos manden el enésimo correo electrónico y así nadie pierde el tiempo. Pero lo que ya roza lo histriónico son esas reuniones que se abren con el video “Querida Empresa” en el cual una presunta clienta “hiperconectada” a las redes sociales pide a su empresa “que le dé cariño” soltando un decálogo de “perlas”:




1.      Ahora que podíamos tener una relación cercana, que podrías saber de primera mano lo que quiero de ti, lo que necesito, yo siento que te has quedado atrás.

2.      Supongo que sigues queriendo que esté contigo, que te haga avanzar, ser algo grande, supongo que quieres hacerme feliz.

3.      Yo quiero hablar bien de ti, pero necesito que seas como yo.

4.      Si me tratas con frialdad, estás distanciándote.

5.      Cuando quiero hablar contigo, necesito que me escuches y que lo hagas ahora porque no me gusta esperar.

6.      Siento que no me valoras, que no soy lo suficientemente importante para ti.

7.      Necesito que intentes resolver mis problemas, no me sirve que me des largas, que me rebotes de un departamento a otro.

8.      Si me intereso por ti espero que al menos tú muestres el mismo interés. Si me “voy” seguramente me vas a perder para siempre.

9.      No te lo tomes a mal, yo quiero que sigamos juntos, solo tienes que intentar, querida empresa, poner un poco de tu parte.

10.  Lo único que te pido es que seas cercana, que me hagas caso, que me ayudes cuando me hace falta, en definitiva, que estés a mi lado.









Cuando acaba el video el ponente de turno preguntó: “¿Qué os ha parecido?”. Intenté morderme la lengua pero algo me lo impidió: “Me imagino que la actriz representa a una clienta, pero, como empleado me veo totalmente retratado porque yo también quisiera que la Caja me diera cariño, que me valorara y me escuchara”.











El ponente, no acostumbrado a que le repliquen me miró con mala cara y pasó de mí. Ni se molestó en contestarme dando una nueva muestra de su educación. No le importaba mi opinión como empleado solo quería que le “comprase” su discurso de que es muy fácil, que podemos conseguir SUS objetivos, que somos los más eficientes (y los más rápidos, y los más baratos, y los mejores), que el negocio está ahí esperándonos para que lo cojamos, que la competencia es peor. Quería que, por lo mismo, me comprometiera al 150%.



Felizmente me gusta mi trabajo, sigo teniendo ilusión. Al día siguiente llegué “hiperconectado pese a que el ponente de turno pasara de mí e intenté aplicar lo escuchado. Ese día la agenda comercial no funcionaba (para variar); por enésima vez el “fulequí” falló con lo que la cola en el patio llegaba hasta la puerta; nos descartaron dos “consumos” pese a que ya estaban autorizados por el sistema y los clientes ya habían firmado los contratos; nos recategorizaron dos remedy los cuales ya nos habían recategorizado hace un mes, siguen pendientes; nos denegaron todas las comisiones que pedimos; nos rechazaron una tarifa de activo que el cliente solo firmará si le damos la tarifa que nos pide y el analista nos dijo que es Cajamar quien pone la tarifa; recibimos un montón de correos con no-se-cuantos ránking y la falacia habitual de no nos merecemos este puesto; me “peleé” con tres clientes a causa de la cláusula suelo; un cliente llamó cabreado porque no se había emitido una transferencia a China, que luego viendo los correos, habían paralizado porque nos pedían confirmar los datos que ya habíamos grabado; justo a las tres menos diez nos devolvieron cuatro operaciones por gesope… de verdad, lo intenté, pero me acordé de la reunión del día anterior. Quisiera ver en una oficina como la mía una semana, ¡¡¡solo una semana!!!, a algunos de estos gerifaltes palaciegos que no saben ni quieren saber cómo de difícil es hoy en día trabajar en una sucursal. A las tres, desmotivado, me levanté y me fui.




No tienen ni idea de lo que es bregar en una oficina día a día. Te abren un abanico inabarcable aportando poca o nada de colaboración, sólo presión y más presión.











Todo aquello que se separe de su visión ideal de Cajamar no les vale. Te nombran, te cesan o te trasladan sin explicaciones (o se inventan unas distintas cada vez, todo vale) dándote vueltas a la normativa para no pagarte un euro más, acabando el disparate con la necedad del año: “¡¡¡cobras más de lo que marcan las tablas!!!”





Querida Empresa, gerifaltes todos, lo intento, pero no sé cómo os las arregláis para quitarme la ilusión cada día. No sé si sois así siempre o descansáis cuando dormís pero como decía aquel…










HOY MAS QUE NUNCA, ¡¡¡AFILIATE!!!











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