Comunicado 38 ( 15 - 19 )
“Lord Kelav paseaba por sus dominios. Todo lo que alcanzaba su vista le
pertenecía. No solo los campos de labor, sino también las haciendas, las
viviendas y todos los siervos que en ellas moraban. Nunca tuvo que hacer nada
por merecer tanta fortuna. Sencillamente le cayó en herencia. Era suyo porque
si, por que formaba parte de la gran nobleza que poseía desde épocas remotas cuanto
quisiera.
A menudo salía de su castillo a cabalgar con su mejor amigo Lord Hoc,
socio de juergas y francachelas. Iban de visita por sus tierras para comprobar
cómo trabajaban sus vasallos, exigiéndoles presta pleitesía a su paso en forma
de dádivas, ofrendas y quién sabe si, con un poco de suerte, ejercer su derecho
de pernada.
Nunca caminaban solos. Mandaban por delante a sus publicanos, los recaudadores
de impuestos, que azuzaban a los siervos para que donaran a sus amos sus
mejores presentes por el mero hecho de ser los Señores.
Nunca se plantearon mejorar la situación de miseria y servidumbre de
sus súbditos. Eran parte de su patrimonio. Eran una posesión más. Los trataban
con desidia, es más, en muchos casos daban más cariño a sus fieles sabuesos de
caza que a las personas que vivían, trabajaban y morían en sus feudos.
Y esto era así, según les habían inculcado desde la cuna, por derecho
divino. Así lo tenían aprendido de sus antecesores. En algún remoto momento de la historia fueron
señalados por un dedo beatífico que les aupó a la cima de la pirámide en la
cual disfrutaban de sus prebendas obtenidas sobre la sangre, sudor y lágrimas
de los siervos que les asistían en su día a día”.
Casi cuatro siglos hace que cayó
el feudalismo, pero parece ser que, en Cajamar, unos, algunos o muchos de los
integrantes de la actual Dirección todavía creen vivir en aquella, para ellos,
dorada época en la que todo estaba al alcance de su mano con solo desearlo, sin
necesidad de dar explicaciones ni pedir disculpas ni renunciar a sus cargos.
Para ello cuentan con los nuevos
recaudadores de tributos, los “conseguidores”, auxiliares de la actual
Dirección cuya principal preocupación es tener contentos a sus Señores,
procurándoles pingües regalías a su paso por las heredades que son para ellos
la red de oficinas. Como pago de sus fieles servicios, los Señores les conceden privilegios
de por vida a estos “conseguidores” más allá de una capacidad cierta, tan solo
por el mero hecho de su actitud sumisa y subalterna con los que mandan.
Terminará 2015 y los “nuevos” señores
feudales seguirán en sus castillos exigiendo y reclamando a la Plantilla, tratándolos
como meros siervos, piezas de ajedrez en su mezquino tablero, negándoles
cualquier derecho, sordomudos a sus demandas y denuncias como si la Entidad
fuera su feudo personal y no la cooperativa de crédito que la legislación define.
No, ya no estamos en la Edad
Media. Estamos en una época en la que existe el derecho de réplica. Es posible
que los políticos, esos cómicos, les hayan puesto a las direcciones
empresariales las cosas muy fáciles con una reforma laboral que casi nos retrotrae
a la gleba, a los diezmos y al vasallaje, pero hay una cosa inalienable a cada
trabajador que es la ética.
La ética es un valor incalculable
del que parecen carecer aquellos que cifran su día a día en llenar los
maleteros de sus coches de vino de marca, embutidos ibéricos, encurtidos, fruta
de temporada, verdura fresca y cuanta degradación del estilo de dirección
profesional sea menester haciendo ominosa dejación de sus funciones directivas,
eso sí, con sueldos galácticos y rentas en especie fuera del alcance del resto
de trabajadores.
Y este trasiego de regalos se
lleva produciendo meses o años cuando de forma paralela al resto de
trabajadores se les prohíbe mediante el Código de Conducta aceptar cualesquiera
regalos valorados en más de 30 euros so pena de falta grave. Como siempre, la
actual Dirección se sitúa por encima del bien y del mal que predica dado que
consejos da que para ellos no quieren.
Tras la diáfana demostración de
su funesta gestión que nos abocó al segundo ERE en tres años y a ver como la
imagen de Cajamar ha sido arrastrada en la prensa y en los juzgados, ha sido la
Plantilla, huérfana de líderes profesionales competentes, la que ha sacado adelante la cuenta de
resultados como atestigua el balance del tercer trimestre (cuando menos sospechoso por la diametral evolución tras los dos
primeros “catastróficos” trimestres que a decir de la actual Dirección hacían
obligado el citado ERE).
No pretendemos dar lecciones de
moralidad a nadie, pero somos como todos aquellos trabajadores que recibimos
nuestra nómina el 25, sin más jornales adicionales. Los trabajadores que hemos
visto congelado el sueldo, el plan de pensiones, los incentivos, las clasificaciones
profesionales, la paga de beneficios, etc., mientras los mismos de siempre han
eludido sus responsabilidades en todos los males que atañen a Cajamar, paseándose
de sarao en sarao con su particular carrito de la compra.
Si queda algo de dignidad el
final de 2015 es el momento de que hagan acto de constricción, reconociendo sus
pecados, dimitiendo y como último servicio, devolver a la Plantilla parte de lo
que les han escamoteado, entre dichas cosas, abonando la Paga de
Beneficios que la Plantilla se ha ganado sobradamente por su innegable
profesionalidad y buen hacer.
Se creen nuestros dueños, pero la
Dirección de la Entidad no es nada sin la Plantilla que da la cara cada día. Tú
decides tu destino y su destino. No te calles.
Mientras tanto, no olvides que…
Si no te
Pagan por lo que Trabajas,
Trabaja por
lo que te Pagan
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