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Sección Sindical
UGT GC Cajamar
Región de Murcia
Comunicado 1127 de 21-2-20
Carta Abierta de un Trabajador
Es
lunes, me levanto con ganas e ilusión por venir a trabajar a Cajamar
o por lo menos lo intento. Cuando llego, me comenta mi interventor
que no hay línea, que no podemos conectar con el terminal
financiero.
No
obstante, me empecino en iniciar el TF y me aparece “error en la
descarga de configuración del cliente”. Suena muy técnico, pero
básicamente viene a decir “jeje, ya estás aquí en vez de en tu
casa, pero vas a estar sin hacer nada”.
Insisto
en intentar trabajar y me digo a mí mismo, voy a leer los correos
electrónicos. Pero para continuar con los errores me alerta la
pantalla del ordenador:
“No se puede acceder a esta página
1. Asegúrate
de que la dirección web https://owa04.cajamar.int sea correcta.
2. Buscar
este sitio en Bing.
3. Actualizar
la página.
4. Más
información.
5. Solucionar
problemas de conexión”.
Pero
obviamente, no me voy a dar por vencido. Decido acceder a la intranet
para leer los últimos comunicados, ver los listados dimi, ver si han
actualizado los datos del CMI Previus (el cortador de carreras
profesionales o cómo perseguir la zanahoria que siempre está
delante de mi y por más que corro, no alcanzo nunca), pero otra vez
la pantalla del ordenador me responde con un “Uf. Tenemos problemas
para encontrar ese sitio. No podemos conectar al servidor en
gestionasistencia.cajamar.int. Si esa dirección es correcta, aquí
hay otras tres cosas que puede probar: Vuelva a intentarlo más
tarde. Compruebe su conexión de red. Si está conectado a través de
un cortafuegos, compruebe que Firefox tiene permiso para acceder a la
web".
Empiezo
a ser consciente de que no estoy a gusto en Cajamar porque carezco de
las herramientas necesarias, de un sueldo digno, de unos incentivos
dignos, de unos responsables de SSCC competentes y de una dirección
ejecutiva que está obsesionada con presionar a los empleados de la
red comercial, con el único e indecente fin de explotarnos hasta la
extenuación. Al que menos le pasa, pues le sale un sarpullido en la
piel, un dolor de espalda... al que más, una depresión (que afecta
también a su vida familiar) o un infarto.
Mientras
tanto, he discutido con varios clientes que no entienden que no les
pueda realizar las gestiones que necesitan (el cajero no les da el
dinero que han intentado reintegrar, el cajero se ha quedado con el
dinero del cliente después de hacer el ingreso y no le devuelve el
efectivo). Pero los clientes no entienden que no es un problema
causado por mí y descargan su cabreo soberano conmigo y mis
compañeros. ¿Es necesario esto? ¿A quién divierte generar estas
situaciones?.
Ahora
tengo al teléfono a un cliente que no puede acceder a banca online
ni a la APP. Que haga lo que tenga que hacer, pero que lo solucione
ya.
Así transcurre una mañana normal en la red de oficinas, sin contar con que tengo que gestionar:
”Empiezo
a tener una incómoda sensación, la de que me están tomando el
pelo, la que llevo sintiendo los últimos 12 años y empiezo a ser
consciente de que esto que me ha pasado este lunes, no sólo me ha
ocurrido este lunes, sino días sueltos, de forma aleatoria, sin ton
ni son, y peor aún, sin justificación alguna. Estoy cansado de las
transacciones del TF que no se ejecutan porque ha habido “Error.
Transacción no realizada. Timeout en recepción”, de poner un
remedy para absolutamente todo, de que se complique adrede el trabajo
de la red de oficinas con operatorias infernales e infumables -que,
por supuesto, sólo pueden haber diseñado personas que jamás
pasaron por un puesto de mesa de la red comercial- como son ACUERDO o
RECOVERY.
Ahora
ha vuelto la línea, me pongo a trabajar, pero recibo una llamada de
otro cliente que me indica que las tarifas que pactamos no se están
cumpliendo. Compruebo los datos de su cuenta y veo que todo está OK.
Me voy al ATU en la intranet y me indica, no sin cierta ironía, que
ponga un REMEDY. Pero yo necesito solucionar el problema ya, no
mañana ni pasado mañana, hoy.
Así transcurre una mañana normal en la red de oficinas, sin contar con que tengo que gestionar:
• la
agenda comercial.
• el
recovery.
• poner
“n” número de remedys elevado a “∞”.
• visitar
a un cliente.
• gestionar
gesope.
• montar
una dación.
• realizar
una reinstrumentación de deudas.
• vender
seguros.
• vender
casas.
• poner
un remedy porque el seguro no cubre una determinada contingencia.
• cancelar
un seguro porque el cliente me indica que en la competencia lo tiene
más barato.
• montar
un préstamo consumo.
• renegociar
tarifas de línea de descuento porque detectamos que el cliente lleva
tiempo sin descontar, pedir la correspondiente autorización y poner
otro remedy, no esta vez, no. Esta vez es un gesnova que habilita
gesope, que tengo que remitir al centro correspondiente, que me
devuelve la operación con tarifas distintas a las tarifas
solicitadas (esto es lo que en oficina llamamos ir a por carne y que
ten den pescado, raro es el día que no pasa).
Son
las tres de la tarde. Hace una hora que cerramos al público, pero
como no hemos podido empezar a trabajar a nuestra hora, porque no
había línea, estamos haciendo ahora todo lo que no pudimos hacer a
primera hora. Estamos recuperando el tiempo que hemos perdido por
causas ajenas a nuestra voluntad. Llamo a mi mujer, - no me esperes
para comer, que llegaré más tarde -¿Te ha surgido una reunión de
la Caja?- me pregunta- Si te digo todo lo que me ha pasado esta
mañana no te lo vas a creer, no se lo creería ni el mismísimo
Steven Spielberg, porque sonaría a ficticio y excesivamente
fantasioso. Dejémoslo en que, simplemente, llegaré tarde a comer.
Son
las cuatro de la tarde. Empiezo a acordarme que sólo llevo un café
en mi cuerpo desde las 8 de la mañana y por eso me rugen las tripas.
Paso a apagar el equipo, cuando en el correo electrónico me llega un
aviso de que me han devuelto una operación por gesope. Es una
denegación. Como llevo el día que llevo, decido dejar la gestión
del expediente para mañana, pero me surge una cuestión ¿por qué
casi todas las sanciones negativas o denegaciones me llegan por
gesope a la hora de irme a casa? ¿estoy paranoico? Creo que no, pero
si no quiero volverme paranoico, debo aceptar que estas son, en
realidad, las reglas del juego de Cajamar.
Entendemos
que no tenemos que añadir nada a las palabras del compañer@ y
publicamos la carta tal y como nos la hace llegar él, y así lo
hacemos.
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