Esta NO
es la Cajamar que muchos conocimos, la que presumía que la Plantilla era
su mejor valor.
Desde hace tiempo estamos en “manos”
de unos directivos
más preocupados en borrar sus “andanzas”
en las redes sociales que en gestionar el negocio, derivando sus
funciones a “menganos” que llevan
años sin catar el “olor” de una
oficina. Sentados en sus palaciegos
despachos, dan órdenes y exigen resultados, ciegos a las dificultades que su
nula aportación provoca.
Se ha reducido casi un
40% la red de oficinas de la Región, pero la nómina de los gerifaltes sigue intacta… o aumentando… dado que, ni hace tres
meses, se nombró un director de zona adicional… ¿Cuántos de éstos sobran…? ¿Todos?
El
incesante
incremento de comisiones a los clientes, de difícil defensa, máxime
cuando son modificadas y aumentadas de la noche a la mañana casi mensualmente;
el malestar entre la clientela por la sentencia de las cláusulas suelo; las
reclamaciones por los gastos hipotecarios, etc ... no facilitan nada la gestión del
negocio desde las sucursales. Y en esa situación, comprobamos que los gerifaltes palaciegos
siguen con su monólogo, ahora vía chat, como si no hubiera
competencia, como si todos los clientes estuvieran esperando para entrar en
cualquier sucursal para que le “vendamos”
la saga completa de los productos Cajamar.
Está clara la nueva
política de recursos humanos. Si cada mes se
cierran (solo en Murcia) tres oficinas pues no hay que ser premio Nobel para
darse cuenta que antes o después “sobrará gente”.
¿De verdad se
creerán esa palabrería de la mejora de rentabilidad, eficiencia, bla, bla y bla?
¿Sobran
oficinas? ¿Sobran trabajadores?
¡¡¡Lo que sobran son gerifaltes!!!
Qué
o quién está detrás de esta desoladora estrategia no nos queda claro. Y no,
no nos referimos a los gerifaltes que con su tablero de ajedrez se reúnen una
vez al mes para decidir con los dados las oficinas “kaputt”. Nos referimos a los evidentes intereses externos que deben motivar este deshojar de la margarita.
Movidos
por la marea que no cesa del chateo
insulso, del plastilino CMI Previus,
de los ranking “cuboderubik”, de las
micro-campañas precoces, de los bamboleos diarios en las políticas de personal,
los
ánimos en la red de oficinas bajan turbulentos.
Por
una parte, más de 400 compañeros
con fecha de caducidad “excedentados voluntaria y personalmente”.
Por
otra parte, el colectivo de trabajadores nacidos en los años 60
todavía en activo y que no forman parte del colectivo “excedentado”, con dilatadas carreras profesionales, valorados por
su capacidad para retener la “más que
necesaria e importante” fórmula de la covarianza o la liquidación de un
fondos de inversión, que empiezan a ver la meta al fondo, sin saber si les toca
o no, que no tienen ganas de irse, que se ven capacitados para cumplir con sus
puestos de trabajo, pero que viendo
lo que “nos viene”, empiezan a rezar
a San Excedentacio para que les venga
a ver más antes que después.
Y
el resto de trabajadores, muchos de ellos con lustros en la Entidad, con
un mínimo de 10-20 años de carrera profesional por delante que no saben hacia dónde
va Cajamar, que no entiende los continuos bandazos de la
Dirección, que observa con pavor como la Entidad en la que trabaja se
transforma a ojos vista en un no-se-qué
que no les gusta, que les pagan una miseria, que les exigen como si ganaran el
doble, que les hablan como si formaran parte de un secta milenarista (queríamos decir, “mileurista”).
Utilizando el 11º
mandamiento del gerifalte palaciego “cerrarás todas las oficinas que puedas
derivado de los continuos procesos de mejora tanto de rentabilidad como de
eficiencia” todo parece dirigido por una visceral política de ahorro de costes.
Más de 400 compañeros con 54 años o más “despedidos” por una excedencia
voluntaria especial. Nuevos recortes en gasto de personal derivados de un nuevo
sistema retributivo mísero, ruin y rácano.
Decimos adiós a la oficina 247 Lorca - Los Ángeles que con 44,1 MM
de euros de Volumen de Negocio y un Margen de Explotación Año de 468 mil euros,
es cerrada por… debido a… motivada por…. ah, sí, porque algún gerifalte le ha dado la gana, todas las
demás excusas son palabrería vacía de aquellos que están descapitalizando a
Cajamar, reduciendo hasta límites insostenibles la red de oficinas, esperando
que el barco navegue sin remos.
Adiós a la
oficina 271 Molina - Plaza de la
Región Murciana
que con 84,2 MM de euros de Volumen de Negocio y un Margen de Explotación Año
de 877.000 euros cae en combate.
Decimos adiós a
la oficina 306
Totana - San Antonio
que con 65,2 MM de euros de Volumen de Negocio y un Margen de Explotación Año
de 749.000 euros la chapan. Cuatro
oficinas tuvo Totana, dos quedan. Curiosamente ambas a poco más de 5 minutos.
Por el camino no sólo se quedará parte del negocio, porque todos sabemos que, en la
integración de oficinas, 1 + 1 nunca es dos, si no también las esperanzas, ilusiones y carreras profesionales de
compañeros que se ven arrumbados por esta ciega huida hacia adelante de
nuestros directivos.
Nuestro reconocimiento y apoyo para todos los compañeros
afectados por esto nuevo cierre de oficina. Nuestro agradecimiento
a todos aquellos que hicisteis grandes aquellas oficinas. A los que seguís en vuestros puestos y a
los que os cesan sin más explicaciones de que esto es “porque sí”.
Pero
es que sin acabar abril nos constan más cierres/integraciones en Murcia para mayo…y
no serán las últimas…
Of. 0304
/ Murcia – La Fama, que será integrada en la Of. 0243 / Murcia – La Condomina.
Of. 0341 / Murcia - Patiño, que será integrada en la Of. 0269 / Murcia – Barrio Progreso.
Of. 0353 / Cartagena – Santa
Lucía,
que será integrada en la Of. 0220 / Cartagena - Rosell.
Of. 0396 / Campos del
Rio, que será
integrada en la Of. 0232 / Mula – General Valcarcel.
…para el 20 de Mayo de
2017, salvo imprevistos.
Parece ser que, según dice la prensa especializada, a Cajamar sí que le “sobran”
35.000.000 de euros para comprar activos “infectados”
de Bantierra. Para este tipo de ¿inversiones? parece ser que no hay problema. Para mantener a una cohorte de
pretorianos que lejos de aportar, suponen una carga, también hay presupuesto.
Pero para mantener oficinas que han aportado cifras de negocio y beneficios
impensables, nasti de plasti.
Pero nada, todos tranquilos. Con un par de correos, una catarata de chats insulsos,
tropocientos cursos de formación, ranking de todos los colores y palabrería de
todos los sabores parece que está todo conseguido.
Está claro que detrás de
este disparate sin fin hay algo más que nadie cuenta.
No podemos creer que este desangrado de recursos no tenga un por qué claro y
meditado. Debe haber un plan a corto y medio plazo para
convertir a Cajamar en… otra cosa. Porque suponer lo contrario
sería tanto como comprobar que son peores de lo que pensábamos.
Recuerda…